Representantes del proyecto financiado con fondos europeos IPMWORKS tuvieron la oportunidad de informar en audiencia pública a los diputados al Parlamento Europeo sobre la gestión integrada de plagas, teniendo presente que en dicho parlamento se está debatiendo la propuesta de reducir el uso y el riesgo de los plaguicidas en un 50 % para el año 2030.
Cabe destacar que el objetivo es reducir drásticamente el uso de plaguicidas, pero la IPM es una estrategia basada en el ecosistema, estrategia centrada en combinar técnicas y procesos naturales, como por ejemplo cambiar la densidad de los cultivos, rotarlos y utilizar variedades resistentes a las plagas, todo ello para controlar los daños que causan en la productividad agrícola.
“Desde hace dos años, recogemos datos en las explotaciones agrícolas para demostrar que es posible prescindir de los plaguicidas manteniendo la actividad económica”, informó Nicolas Munier-Jolain, coordinador del proyecto IPMWORKS en el Instituto Nacional de Investigación Agronómica, Alimentaria y Ambiental (INRAE, por sus siglas en francés) de Francia.
Aunque la IPM se hizo obligatoria en la Unión Europea en 2014, su adopción sigue siendo lenta y muchos diputados al Parlamento Europeo consideran que el concepto es demasiado indeterminado.
DEMOSTRACIONES
La audiencia pública brindó a los representantes de IPMWORKS la oportunidad de abordar estas preocupaciones con descripciones de cómo está funcionando la IPM en más de veintidós centros de demostración y doscientos cincuenta explotaciones agrícolas de toda Europa.
En dicha audiencia, el horticultor portugués Bruno Neves dijo: “Tenemos que concentrarnos en los ecosistemas vivos, intentar comprenderlos y averiguar cómo pueden ayudarnos”, agregando que, tras invertir en el control del agua y en métodos biológicos de control de plagas mediante avispas y abejorros, ha reducido el uso de plaguicidas en un 75 %.
Por su parte, Mathias Jonckheere, productor belga de fresas de invernadero, dijo en la misma audiencia que redujo el uso de plaguicidas en un 95 % y el de fungicidas en un 50 %, gracias a que trabaja combinando variedades resistentes a las enfermedades, además de controlar preciso de la temperatura en los invernaderos y depredadores naturales.
También Jonckheere describió: “Si un depredador no es eficaz, probamos con otra cosa. Hay que adaptarse continuamente y obviamente algunos años son más difíciles que otros”.
En opinión de Nicolas Munier-Jolain, coordinador del proyecto IPMWORKS: “Quienes menos plaguicidas utilizan reconocen que son igual de rentables y que controlan mejor las enfermedades que sus vecinos convencionales”.
MERCADO
En esta situación, se ha evaluado que existen dificultades, como la necesidad de cultivar de forma sostenible sin dejar de satisfacer las necesidades del mercado.
Además, se estima que los métodos de IPM aún no han logrado una amplia aceptación entre los agricultores en Europa, entre otras razones porque los productos químicos siguen siendo demasiado baratos.
Otra posible razón mencionada en la audiencia pública es la influencia de asesores agrícolas vinculados a empresas agroquímicas.
Entre las soluciones propuestas por los eurodiputados figuran la obligatoriedad de la IPM y la imposición de requisitos mínimos para las prácticas de IPM y sus productos.
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