En el corazón de la naturaleza, los humedales desempeñan un papel crucial en la sostenibilidad ambiental. Según las Naciones Unidas, estos ecosistemas únicos son esenciales para la biodiversidad y desempeñan un papel fundamental en la mitigación del cambio climático.
Los humedales, definidos como áreas de tierra saturada de agua, ya sea de forma temporal o permanente, albergan una diversidad de vida que va más allá de su aparente simplicidad. Ejemplos destacados en Chile, como el Salar de Atacama, Sitio Ramsar Surire, Sitio Ramsar Sistema hidrológico Soncor, Salar de Huasco, Sitio Ramsar Negro Francisco y Santa Rosa, entre otros, ilustran la magnitud de estos ecosistemas y su importancia para la biodiversidad.
Además, el humedal más grande de Chile es El Yali, ubicado en la comuna de Santo Domingo, en la Región de Valparaíso. Este complejo abarca 11,500 hectáreas, de las cuales solo 520 hectáreas corresponden a la Reserva Nacional El Yali. Este dato, respaldado por el Ministerio del Medio Ambiente, subraya la vasta extensión de este importante ecosistema, que forma parte de los esfuerzos nacionales para preservar la biodiversidad y garantizar la sostenibilidad ambiental.
La Convención de Ramsar, un tratado intergubernamental adoptado en 1971, reconoce la importancia de estos espacios acuáticos y promueve su conservación y uso sostenible. En palabras de la Convención, “los humedales son fundamentales para el bienestar humano y la salud del planeta”.
Desde la perspectiva de la agricultura innovadora, los humedales también ofrecen oportunidades valiosas. La interacción entre la agricultura y estos ecosistemas puede generar sinergias beneficiosas, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles.
En el ámbito de la agroalimentación y el turismo, los humedales se erigen como destinos fascinantes y educativos. Estos lugares no solo proporcionan experiencias únicas para los visitantes, sino que también fomentan la comprensión de la importancia de la conservación ambiental.
Ojo en verano y vacaciones
Sin embargo, esta riqueza ambiental no está exenta de amenazas. La contaminación y las prácticas inadecuadas representan un peligro constante para la integridad de los humedales. La pérdida de humedales es un fenómeno alarmante, y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que se estima que el 35% de los humedales a nivel mundial se han perdido desde 1970. Este declive exige una acción inmediata para revertir la tendencia.
En este sentido, la preservación de los humedales requiere un esfuerzo conjunto. Adoptar prácticas agrícolas sostenibles, reducir la contaminación y promover la conciencia son pasos esenciales. La colaboración entre gobiernos, comunidades locales y empresas se vuelve crucial para proteger estos ecosistemas valiosos.
Cuando planificamos nuestras vacaciones de verano y actividades al aire libre, es vital ser conscientes de cómo nuestras acciones pueden afectar a los humedales. Al acampar, elegir sitios designados, evitar la generación de basura y respetar las normativas locales son pequeñas acciones que marcan la diferencia.
Además, en el contexto legal chileno, la reciente Ley Nº21.202 despliega medidas concretas para la protección de los humedales urbanos y áreas como El Yali. Esta legislación, que modifica diversos cuerpos legales, tiene como objetivo regular de manera específica los ecosistemas de humedales dentro de áreas urbanas, reconociendo su gran relevancia para las ciudades. Bajo esta normativa, los humedales urbanos declarados por el Ministerio del Medio Ambiente deben ser incluidos en los Instrumentos de Planificación Territorial como “áreas de protección de valor natural”, asegurando su preservación ante amenazas y promoviendo su utilización de manera sostenible.
En resumen, mientras disfrutamos de la belleza y la serenidad de los humedales durante nuestras escapadas de verano, recordemos que nuestra responsabilidad hacia estos ecosistemas va más allá de la observación pasiva. Protegerlos es proteger nuestro propio futuro.